sábado, 22 de febrero de 2014

Venezuela...o qué?


Venezuela para todos significa algo. Imposible la indiferencia.

Desde hace década y media aproximadamente, Venezuela ha ganado el centro de la escena política, diría, mundial. Para bien o para mal, a favor o en contra, por si o por no, pero para nadie es ajeno al significado de la palabra “Venezuela”.

Sea partidarios, sea detractores, sea incluso indiferentes o mal llamados “independientes” y que en rigor, no hay ninguno, puesto que no existe persona apolítica por completo, ni siquiera las que se rotulan como tales.


Venezuela devino en significante amplio que contiene plurales significados, por ejemplo; Venezuela la bolivariana, la revolucionaria, la de Simón Bolívar, la que vivirá por siempre asimilada a la inolvidable sonrisa del Comandante Chávez. La que vino a hacer punta y vanguardia en la región con aquello de “transformar el mundo”. De iniciar otros caminos. De enfrentarse al poder. De ponerle límites a la voracidad mercantil. De construir una alternativa al todopoderoso paradigma capitalista. Venezuela la que se atrevió a soñar, a creer en algo, a emocionarse con algo. A pensarse a sí misma. La que se permitió ilusionarse.

Venezuela la del “caracazo” y la de puente Llaguno. La del golpe a Chávez y la del pueblo en la calle pidiendo a Chávez. La del ejército leal, dándose cuenta de qué lado había que estar por una vez,  ensayando una cabriola cinematográfica para recuperar el Palacio de Miraflores y devolvérselo al Presidente. Venezuela la de Chávez volviendo del golpe fallido,  con su risa blanca, ancha, mestiza, algo achinada, sin duda ninguna latinoamericana. Venezuela la del Comandante boina roja y puño en alto. Venezuela la de los Medios ultra opositores celebrando (y distorsionando) la caída y el golpe frustrado al Comandante. Venezuela la de Aló Presidente. Venezuela la del petróleo infinito, ese que tanto apetece el “gringo yanquee go home”. Venezuela la de Alí Primera. Y la de Simón, claro.

Venezuela la de esa marea roja infernal copando las calles, cuadras y cuadras, esa marea que alguna vez el Comandante tuvo que observar con largavistas de tan extensa que era y que ni así se llegaba a divisar al último de la fila. Venezuela la de las pasiones fuertes.
 

 La de las consultas populares y elecciones que, casi sin excepción, le daban el triunfo al negro Chávez. Porque pasara lo que pasara,  casi siempre ganaba Chávez.


Si a vos negro. Todavía te nombro y se me cae una lágrima. No puedo creer que no estés. Es mentira que no estás.  Debe ser alguna mentira de algún hijo de puta. Del Clarín Venezolano.  No sé.  No es cierto que Chávez pueda no estar. El negro está a cada rato. Basta que alguien siquiera deslice la palabra Venezuela y ahí nomás, aparece el negro Chávez. Diciendo “Washington”. Puteando a Bush. Haciendo emocionar al estadio de Mar del Plata y mandando a ALCA al carajo. Callando al Rey de España. Negro lindo, exagerado, bocón, histriónico, ampuloso. El negro que hablaba con las manos El negro que tuve la suerte de escuchar en persona allá por el 2006 en el estadio de Ferro, casi por casualidad. El negro valiente, que se atrevió a hablar de socialismo de siglo XXI cuando los olores de muerte neoliberal de los años 90 y el muro y la ex URSS y todo eso estaba muy fresco. Pero el negro se animaba y lo lanzaba así nomás, en un estadio lleno. El negro que vino por la muerte de  Néstor Kirchner y se quedó hasta el final  del duelo, durante tres días, y hasta el final del final, como esos amigos preocupados que no quieren terminar de irse, porque saben que uno los necesita aunque no se los diga, y es mejor si se quedan un rato más. 

Me puse a hablar de Venezuela y aparecí hablando de Chávez. Puede que sea lo mismo. Te extraño negro. No sé si te lo había dicho. Tal vez no tuve mucha oportunidad de reflexionar tu pérdida. Acaso recién ahora lo veo. Tarde, como suele pasar.


Venezuela. Tu Venezuela. Venezuela, vive días espantosos. Y atrás de tanto espanto es sabido que hay muchos fogoneros que entienden completamente otra cosa por Venezuela. Ellos no te extrañan, para nada. Al contrario.

 
Para ellos Venezuela significa otra cosa: populismo, tiranía, dictadura, estatismo, atraso. Ellos celebraron tu muerte y quieren que tu muerte sea el fin de tu Venezuela.

El petróleo, claro. De eso ni que hablar. La riqueza, la distribución, la desigualdad. El conflicto de clases. Eso como siempre atrás de todo movimiento político.

Y sus resortes culturales oprimen fuerte a los que se atrevieron (nos atrevimos) a ilusionarnos.  

Es la lógica del capital. Ellos dicen: el mundo “es así”. No jodan. El que joda, aunque sea un poquito, será demonizado. Y vos se ve que los jodiste, y los jodiste un muchito, no un poquito. Un muchito.

 
Ellos operan sobre el escepticismo. Sobre la desilusión. Necesitan un pueblo que no crea en nada. Que piense que todos los políticos son ladrones, corruptos, populistas y que nada tiene arreglo.

Repito, para la lógica del capital el mundo “es así”, y no jodan. Y mucho menos vayan a creerle a un parlanchín como Chávez,  que los hagan emocionar.

Porque apasionarse para el ideario burgués es letal. Si algo necesita la burguesía es que todo el mundo conciba el mundo de manera fría, calculadora, especuladora, realista, como una ecuación matemática.

La pasión va contra la lógica del sentido común de la derecha.

Por eso cuando ellos ven mucha gente emocionada, acaso creyendo en algo, no lo entienden ni lo aceptan. Y lo desacreditan.

Nada. Me sigo yendo por las ramas. Me sigo yendo Al carajo. ( ALCA rajo)

Quiero simplemente decir que son días de mucha tristeza para Venezuela. Para la Venezuela de Chávez. Para la Venezuela que es un poco nuestra también.

Una Venezuela que no sabe como seguir siendo sin Chávez. Y eso, sus enemigos lo saben y lo aprovechan.

Recién ahora veo cuanto se te extraña negro. Estoy repetitivo, lo sé.  Pido perdón.
Pero quiero decirlo una vez más; se te extraña mucho negro.

Es que estos enconados y sesudos cacerolos que salen a la calle a pedir el fin del “Chavismo”, qué es lo que ofrecen en su reemplazo? Qué ofrecen?


No me parece que vengan a ofrecer ni siquiera el sueño de un cambio.

Todo lo contrario.

Vienen a matar sueños. A que todo vuelva a como estaba antes. Antes de vos, negro.

Y me pregunto:
 
Venezuela…o qué?.
 

Venezuela o ellos?. No gracias.

Yo me quedo con Venezuela.


Martín. ( Cruz al sur)

1 comentario:

Alí Reyes dijo...

Te escribo como venezolano que tengo mis añitos, no solo por saber de Historia sino por haberla vivido.
En los años 60ta, 70ta, 80ta, y los 90ta, Venezuela fue el Faro de la Democracia en América Latina. Era el refugio de todos los que lograban escapar de las dictaduras del Cono Sur y de las guerras de Centroamérica. No solo eso sino que, todos sus gobiernos (alternantes, por ciertos) abogaban de forma valiente en defensa de los ciudadanos víctimas de violaciones a los Derechos humanos en esos países (Argentina es un ejemplo palpable pues muchos son los argentinos que viven y han hecho familia en Venezuela pues vinieron en esa época) Pero desde que se entronizó ese populismo ramplón que pretende ser de izquierda pero que en realidad es una suerte de populismo musoliniano de nuevo cuño llamado chavismo, ese faro fue reventado a represión y ahora Venezuela es un enclave de oscuridad. Solo le pedimos a esas naciones y esos ciudadanos que hayaron refugio en Venezuela , que se olviden del chantage petrolero que les tiene el gobierno venezolano, y que se pronuncien, no por el gobierno, sino por el pueblo y los estudiantes de Venezuela. Antes les tocó a ellos, ahora la mala hora nos toca a nosotros.