miércoles, 2 de febrero de 2011

El debate


Me está pasando algo con este blog, y es una sensación de que no importa. No importa lo que se escriba, lo que se diga, lo que se piense y debata: nada va a cambiar cómo andan las cosas. Para bien o para mal. Y ese es el motivo de fondo por el que no escribo seguido… como antes.

Algo que me impactó muchísimo fue el fallecimiento de Néstor Kirchner, no sólo a mí. Parece que hubiera sido el clic en el que las cartas se aclararon, y cada jugador “blanqueó” desde dónde y para quien juega. Se le agregó entendimiento al debate, puesto que las posiciones son muy claras, pero el consenso se hace muchísimo más áspero.

Kirchner con su manera de hacer política nos devolvió el debate, y su muerte lo hizo más abierto, claro e intrincado. Las posiciones se toman con tanta pasión que se hace tedioso debatirlas.

¿Eso me hace bajar los brazos? A veces si.

Mucha agua corrió bajo el puente desde entonces. Hasta se nos fue quien nos enseñó a recordar nuestra infancia (que lindo post escribió Laura) Se forjaron alianzas, se rompieron otras (no hace falta que las linkee), y vemos que en año electoral, ya en febrero, aún no quedan claro quiénes son los nuevos candidatos más allá de Macri y Boudou…

Lo que me espanta es la fervorosidad pre-asignada contra o a favor de Cristina Kirchner… como si una nube eliminara la capacidad analítico-crítica de las políticas tomadas en este gobierno. Todo es un desastre absoluto, o una maravilla extraordinaria. Cuando flaquea o se ausencia por completo el pensamiento crítico debatir es al dope. Y estoy cansada de que me insten a querer votar al menos peor. Estoy harta de que se vote así.

Bueh, vamos a tratar de no perder el encanto por el debate, que al final hablamos de un país, el nuestro.