lunes, 7 de octubre de 2013

LOS QUE NUNCA DESCANSAN

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca.
Están siempre. Permanecen. Perduran.
No se los vota, pero no hace falta. No lo precisan.
Muy rara vez dan la cara. Pero existen y son muchos.
O son más bien unos pocos pero con la capacidad de influir y domesticar a muchos, a muchísimos, a millones.

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca.
Estuvieron siempre. Siguen estando.
Sobrevivieron a gobiernos de todo color, algunos les fueron archi favorables.
Otros no tanto pero se encargaron de tumbarlos, paciente, metódicamente. Son fríos. Jamás pierden la calma. Son metódicos, calculadores, pensantes, soberbios. Se creen los dueños del país, y actúan en consecuencia.
Sobrevivieron a las dictaduras, desde ya. Tanto que las promocionaron y las defendieron.
No importa. Gane quien gane. Mandan ellos. Siempre mandaron. Pretenden mandar por la eternidad.
Disponen de todos ( o casi ) los resortes culturales para aglutinar cabezas que repitan sus paradigmas bíblicos del "ser nacional".

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca.
No sienten, no lloran, no ríen, no cantan. Sólo piensan en custodiar(se) como clase dominante.
Es su razón de ser.
No aman. Pero odian si, y con pasión.
Es lo mismo?
Opino que no.
El amor y el odio son iguales en cuanto a intensidad, pero el primero supone la entrega total y el olvido del "yo".
El segundo, por el contrario, supone que "yo"  estoy ante todo, porque "yo" soy veraz y tengo razón.
Me asiste la verdad. "Yo" soy la verdad y no el otro. La patria vengo a ser "yo".
La diferencia es sustancial.

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca porque suponen ser la verdad, la patria, la razón, la justicia, la ética, dios, el campo...zaraza...y algunas cosas más.

No se permiten, ni se permitieron, ni se permitirán descansar.
Se creen destinados a grandes cosas o algo así. Como seleccionados por el dedo divino del Señor.
Ahora con Papa Argento, más todavía se lo creen.
Puta suerte, 2000 años con Papas de "otro mundo" y justo vengo a nacer en la época del Papa Argentino.
Ya está, no se reniega de la realidad.
Se la afronta y se la intenta modificar con participación.

Pero en la Argentina los poderosos de siempre no descansan nunca.
No se asustan nunca.
No se inmutan nunca.
Saben que son el poder.

No se asustaron con Rosas.
No se asustaron con Yrigoyen.
No se asustaron con Perón.
No se asustaron con la vuelta de Perón. (es más, lograron ablandarlo)

Menos se asustaron con el buenazo de Alfonsín.

Y tampoco se asustaron con Cristina.
No se asustaron con el 54% en contra. No se asustaron con las calles del Bicentenario ni con la muerte de Néstor.
Nada los asusta.
Son pacientes, repito. Tienen calma. Actúan con odio pero sin apuros ni emoción.
Saben que van a ganar. Pegan siempre en el mismo lugar, despacito, pero persistentemente.

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca.
Nada los detiene.
Sus intereses están por encima de todo.

Ellos viven para defender sus intereses. Son sus intereses.
Sin sus intereses no existen.
Su naturaleza bélica les otorga convicción marcial.
Ellos, repito, son la patria.
Al resto...vemos. Puede que le den un cachito "así" de patria, siempre y cuando no se los joda a ellos.

Si algo los jode, lo bajan. Es simple.
Trabajan, operan, viven para eso.
Para ser ellos.
Y es por eso que no descansan.

En la Argentina los verdaderos poderosos no descansan nunca.
Están. Estuvieron. Estarán.
Cuentan con armas de todo tipo para maniatar multitudes.
Cuentan con el inestimable e incondicional apoyo de legiones de clase media.
No de toda, pero si de una gran parte.

Con eso les alcanza. Ellos mandan. La Banca siempre gana.

En la Argentina esos verdaderos poderosos no descansan nunca.
No van a las urnas. No dan la cara.
No les hace falta.

Yo, en cambio, si descanso.
Mis intereses son mucho más modestos.
No tengo (ni quiero gastar) energías diarias para castigar al "otro" que no me gusta.
No siento que mis privilegios se vean afectados.

No sé. Seré medio elemental, pero yo no odio al Gobierno K.
Tengo mis reservas si. Mis cosas que no me cierran o no me gustan. Mis críticas.
Pero no lo odio. Es más, hasta lo he visto simpático y lo he votado.

Odiar, lo odian ellos. Los que no descansan.

Pero yo si descanso, les repito.
Mi vida es más modesta.
No soy tan importante ni tan único como para suponer que un enemigo me ataca y que yo debo odiarlo.
Eso no. Eso no me sucede a mí.
Eso se los dejo a ellos.
A esos que en la Argentina no descansan nunca.
No descansaron ayer.
No descansarán mañana.

Esos que no pueden ocultar su ansiedad.
Su alegría ante la chance de que el Gobierno K se termine antes, de que se pudra todo, de que ganen los Fondos Buitre.
De que se muera la Yegua.

Yo no puedo.

Yo soy más modesto.
Yo quiero que el Gobierno termine bien. Que los Buitres pierdan. Que nada se pudra, porque cuando todo se pudre lo pagan los que menos tienen.

Y por supuesto, no quiero que se muera la Yegua.
Al contrario. Me apena pensar en eso.

Será por eso que yo no soy como esos que no descansan nunca.

Será por eso que yo si descanso.


La Cruz del Sur.