¿Cómo se llevan adelante las campañas? Con dinero. Ése dinero se transforma en publicidad: gráfica, radial, televisiva.
Entonces los partidos con mayor cantidad de dinero, más campaña pueden hacer. Así se consigue que de todos los candidatos sólo algunos puedan llegar a los medios, y aún en menor cantidad, logran acaparar la atención de los votantes.
Me surge una pregunta: ¿Elegimos lo que realmente nos representa, o elegimos lo que hay?
Bueno, un poco de las dos.
Se me ocurre una analogía que suelo usar con mis alumnos de música para cambiar un poco el tinte: Imaginemos un círculo, una torta, uno de esos gráficos que se usan para calcular porcentajes. Ahora imaginemos que ese gráfico representa al mundo entero, y aparecen algunas divisiones que representan a los países. Pintemos el sector de los países que mas o menos conocemos. Ahora, sólo marquemos aquéllos de los que conocemos su música, o algo de su música. Ok, bueno, de lo que queda, separemos lo que NO escuchamos habitualmente en la radio, sea porque no se pasa, o porque se pase poco. Eso queda fuera. Pregunta: cuán grande es la porción que me quedó?
Antes de esta imagen mis alumnos suelen afirmar, con pasión, completamente convencidos, de que escuchan lo que quieren, y lo que les gusta. Después del grafiquito ya no están tan seguros… sin haber hablado de la “intervención” de las discográficas en lo que se programa en las radios. “¿Cada canción es una publicidad, entonces, profe? ¿Ud dice eso?”
Volviendo al tema de la política, es evidente que hay un aparato (bueno o malo) que sostiene a los candidatos en los medios, los hace casi cotidianos en nuestras vidas, como si los conociéramos, y eso aumenta cuando el caudal de dinero es mayor.
Ya sé, no estoy descubriendo la pólvora, simplemente analizo y me pregunto, con amargura: por qué compramos cada buzón que se nos vende? Porque a casi nadie le interesa pensar demasiado, y comprar la idea de que “y… éste tiene más posibilidades que aquél” es de racionalidad especuladora que apaga las ideologías, o las hipnotiza, porque uno se las cree.
Hoy leí esta nota, en la que habla de cómo se bancan los partidos chicos. Si tuviera a mi alcance (y no quiero buscarlo porque ya me da náuseas de sólo pensarlo) podríamos comprobar que la diferencia en dinero es obscena.
Me gustaría que la cantidad de dinero entre cada candidato sea regulada, podría ser por una “corte suprema” o algún ente neutral, que divida en partes IGUALES para cada campaña. Así uno no se quedaría con el sabor amargo en la boca… digo… se me ocurre.